By | 29/11/2019
Un estudiante crea una máquina robot escritor que imita la escritura japonesa

En la era de la tecnología, en pleno siglo XXI, aun se pide en escuelas, colegios e incluso universidades que los trabajos sean redactados a mano. Se supone que, de esta forma, se consigue evitar que los estudiantes se limiten a buscar información y la copien y pequen en sus tareas.

Pero también es cierto que existen alumnos con una caligrafía terrible o que tienen que entregar un gran volumen de trabajos, por lo que la escritura a mano resulta un gasto de tiempo, por no hablar del material empleado.

Pues parece que a un estudiante universitario de Japón se le ha acabado la paciencia con lo de la escritura “a mano” y ha decidido inventar una máquina que lo haga por él. La ha llamado la “Máquina para automatizar la escritura a mano de trabajos” y en Robots japones os mostramos los detalles.

Robot escritor para automatizar la escritura a mano

Se desconoce el nombre del inventor, tan solo se sabe su nombre de usuario en Twitter: @tamu_nisw. Y parece ser que ya estaba harto de transcribir manualmente los trabajos que le pedían en la Universidad. No podía entender cómo era posible que en esta época tan tecnológica aún se tuviesen que escribir a mano los trabajos universitarios.

Pues, ni corto ni perezoso, si en Japón han sido capaces de crear al robot sacerdote Mindar, el joven se propuso inventar una máquina que imitase este tipo de escritura, muy similar al robot Torobo Kun que aprueba los exámenes de acceso a la universidad.

Utilizando el programa de diseño 3DCAD y una impresora 3D diseñó las piezas que forman el plóter como base de su invento. Una vez montado, acopló dos ejes que mueven el bolígrafo en horizontal y en vertical. Las piezas de los ejes, la correa y las ruedas se mueven desde un microordenador de control Arduino. Y la máquina ya está lista para escribir “a mano”.

Escritura manuscrita personalizada

Las únicas fuentes que se podían utilizar con esta máquina eran las llamadas Stroke, pero no se asemejaban a las manuscritas. Así que el inventor hizo la suya propia. Con el ratón y un lápiz táctil escribió los 2.406 caracteres –hiragana, katakana, kanji, alfabeto latino y números arábigos- repitiéndolos hasta tres veces para que quedaran bien y los almacenó en el sistema.

Una vez que la máquina tiene los datos necesarios y cuenta con la fuente manuscrita creada especialmente para ella, empieza a mover el bolígrafo y a escribir el dichoso trabajo.

Este plóter no se limita sólo a transcribir textos. También es capaz de realizar dibujos, aunque siempre dependiendo de los datos que disponga la máquina. Además, la velocidad con la que funciona varía según lo que se escriba o dibuje. Si va más despacio, la precisión será mayor.

Defensores y detractores

Está claro que la utilización de esta máquina puede causar controversia. Unos no pueden esperar para tenerla y darle uso (esperemos que bueno) y otros dicen que no es más que una chapuza. Lo que sí es cierto es que el creador ha puesto sus conocimientos, su esfuerzo y su empeño en crear este invento que, bien utilizado, puede llegar a ser una herramienta útil que reduzca el tiempo que se puede perder en escribir un trabajo. Solo espero que los profesores no conozcan su existencia.

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